martes, 3 de junio de 2008

DOS REFLEXIONES

Bueno, como aquí escribimos de todo, y de momento ya no me acuerdo de cosas que contar, os cuento dos reflexiones que me hago que tienen que ver y no con la Universidad.

La primera, COMIDA:
No sé si os habéis parado a pensar un poco lo que comíamos aquellos años. Os cuento lo que comía yo. Para mí, la comida principal y la mejor era el desayuno, nos ponían una jarra de café con leche (si es que lo era) para cuatro personas, un panecillo, un bollo, mantequilla, mermelada y fiambres, el primer año, me lo comía todo, pero como el hambre apretaba, el curso siguiente tuve que aguzar el ingenio y lo que hacía era lo siguiente, como siempre había algún compañero que se dejaba el pan, me comía el mío untado con la mantequilla, me comía el bollo con la mermelada y con el pan del compañero me hacía un bocadillo de fiambre para comer en el recreo, después teníamos la comida, que dependiendo del día estaba mejor o peor, la merienda, en la que muchos nos guardábamos el pan, pues para mí, junto con el del desayuno era el que estaba mejor, y algunos la chocolatina, y así, si no nos gustaba la cena nos hacíamos un bocadillo en la habitación con la comida que nos habíamos traído de casa. La cena, lo mismo que la comida. Bueno, la verdad es que no sé donde metía todo eso que comía, pues nunca he llegado a pasar de los 60 kilos, hasta que, como dicen las mujeres, pasados los cuarenta, ellas tienen la menopausia y los hombres la pitopausia. Si, a partir de los cuarenta y dos años fue engordar mínimo un kilo por año, casi llegue a pesar 70 kilos, vamos que si miro la comida fijamente, engordo. Y eso que no cómo ni la mitad que comía en la Universidad, y creo que esa es la respuesta para la pregunta de ¿Cómo comiendo la mitad o menos que entonces he engordado más de un kilo por año?.

La segunda, TIEMPO:
Todos conocemos la teoría de la relatividad de Einstein, pero mi reflexión no va sobre ella, sino del tiempo objetivo y del tiempo subjetivo. Por ejemplo: en un partido de futbol, en el que faltan 10 minutos para terminar, a los seguidores del equipo que va ganando uno a cero y que el otro equipo esta venga a atacar para lograr el empate, esos 10 minutos les parecen horas, en cambio para los seguidores del que va perdiendo le parecen segundos, en cambio, objetivamente los 10 minutos son los mismos para todos. Otro ejemplo, no sé si habréis cambiado mucho de trabajo, yo he tenidos varios, pues bueno, en uno de ellos no estaba nada a gusto, por lo cual las horas me parecían días y los días semanas, y el fin de semana ni me enteraba, parecía que había pasado en una hora, y que ya estaba otra vez en el trabajo, como si el fin de semana no hubiera existido. Una vez me fui de allí, coincidió que al poco tiempo eran fallas, y una vez en ellas, me dije, que rápido que pasa el tiempo, ya estamos en fallas otra vez. Incongruencias. Bueno todo este rollo ha sido para preguntaros lo siguiente, aunque hayan pasado 27 años ¿No os parece que fue ayer que estábamos en la universidad?

Hasta la semana que viene que nos veremos en la Universidad.

1 comentario:

ana Maria dijo...

Querido amigo, no es que me parezca que fue ayer...., es que fue ayer. Un ayer lejano si miramos el calendario, pero cercano en nuestra memoria y en nuestro corazón. Tenemos memoria selectiva, me explico, cuando algo nos hace daño, o lo hemos pasado mal, nuestra memoria borra o aparca ese recuerdo, pero cuando son buenos,como los que todos nosotros atesoramos, esos siguen vivos, intactos, frescos, y no sólo es que los rememoremos, no, es que los tenemos presentes día a día.
El tiempo es el mismo, no pasa el tiempo, pasamos nosotros, pero estoy totalmente de acuerdo contigo: que rápido pasa cuando estamos a gusto, bien sea con un trabajo..., con un amor, y se hace eterno cuando estamos o hacemos algo a disgusto.
A veces quisieramos parar el tiempo,que el reloj dejara su tic, tac, otras que el tiempo corriera tanto que no pudieramos alcanzarlo. Gracias por tus reflexiones porque me hacen reflexionar,(valga la redundancia), Besos, Ana