jueves, 17 de enero de 2008

Luchando contra la amnesia

Llegué a la Uni procedente de un pueblecito perdido en la Alpujarra granadina: Bubión.

Para mí todo aquello era inmenso, las residencias, el comedor, la biblioteca, ... y me sentí minúsculo, insignificante entre tantos edificios y tanta gente. A la postre, ese fue mi hogar, los extraños se convirtieron en mi familia y la Uni fue mi casa. Ahora con el paso de los años acuden a mi memoria como flashes, caras y recortes de aquella historia que hoy estamos reviviendo de nuevo.

Recuerdo las incursiones por la rambla para coger naranjas y limones. Cierto día vimos unos cepos de pájaros y nos pusimos a saltarlos, cuando de repente se escuchó una voz a nuestras espaldas, no se si corrimos o volamos, pero si se que Retamero, que en las clases de Rubén, siempre iba de los últimos, nos adelantó como una bala.

También recuerdo las ascensiones al "monte de la Tortuga", desde donde se divisa a un lado Málaga y al otro la Uni.

¿No os acordáis del "Pabellón cubierto"? Sí, en el que dábamos las clases de educación física cuando llovía, saltando en las colchonetas.

¿Quién no se acuerda de "la Vívora", de "le Petit Garçon" o de "la Pigmeo".

Tampoco puedo olvidar las canciones de Jarcha y de Víctor Jara (inéditas para mí entonces). Y la inolvidable versión del "Yesterday" de los Beatles que hacía ... (aquí me falla un poco la memoria), pero creo que era Vera Porras con su guitarra entre clase y clase. Y el "Te amo" de Umberto Tozzi, magistralmente interpretado por Romero. Hablando de música sería un crimen inconfesable no recordar "El Búho Musical", añorado programa radiofónico que nos daba las buenas noches y nos hacía dormir como a dulces bebés.

Cómo no recordar aquel entrañable personaje que durante todo el año iba en mangas de camisa excepto los días de examen que, aunque cayera el sol a raudales, no se separaba de su chamarra azul.

No deben quedar en el olvido las misteriosas apariciones al Arbolea en el descansillo de la segunda planta de la Residencia 1.

Y por último, algo que se me quedó grabado del primer año fue cuando estábamos en la sala de estudio, llegó José Antonio Conejo, nuestro tutor y ante un silencio sepulcral, sonó su voz alta y cabreada: ¡¡¡el aula 3 de 1º F.P. 1, que pasen a mi despacho!!! El cabreo no era otro que el que después de la primera evaluación habíamos batido todos los records, era raro el que de las 14 asignaturas que teníamos, no hubiera suspendido 2, 3 ó 4 , llegando en algunos casos a 11 y 12. Esto quedó contrarrestado en la segunda evaluación, cuando en un tono mucho más cordial (incluso con alguna mano por el hombro) fuimos llamados de nuevo a su despacho, donde todo fueron felicitaciones y reconocimientos ante el arduo trabajo de recuperación realizado por todos en general y por Diego en particular; fructificando todo esto a final de curso con aquel viaje a Ceuta.

Nuestros recuerdos son nuestro mejor tesoro. ¡Vamos a compartirlos!

2 comentarios:

José Luis Martín Puga dijo...

Querido "atrochacerros" venido a menos. Tus vivencias me han cautivado. Eres del género humano lo mejorcito que he conocido. Siempre te he brindado mi amistad como mi mejor regalo. En los venideros años (si la salud nos acompaña), confio en seguir dándote lo mejor de mí, aunque solo sea manteniendo conversaciones con puntos de vista diferentes, como ha de ser entre un buen Capricornio y un no menos tozudo Tauro. TE QUIERO.

Conchi dijo...

A lo largo de toda la vida que me ha tocado disfrutar,siempre he sentido y pensado,que los recuerdos son los que adornan entrañablemente el paso por nuestros caminos, por eso amigo Bubi, sigue recordando,devuelve la vida a ese pasado porque con tus pensamiento, nos devuelves parte de nuestra vida. sois todos adorables.