jueves, 7 de febrero de 2008

EL PRIMER DIA DE CLASE

No se si os cuesta tanto como a mi, o si en 15 minutos ya habéis redactado lo que pensabais escribir, pues a mi me cuesta días. Cuando lo tengo terminado y lo leo para ver como ha quedado no me gusta, así que quito algunas cosas, y nada, me sigue sin gustar, añado algo, y tampoco. Al final no se sabes si empezar de nuevo o dejarlo. Con todo esto lo que quiero decir es que no me acaba de convencer lo que vais a leer a continuación, que son los recuerdos que tengo de la conversación que mantuvimos durante el primer día de clase entre los compañeros del aula, aunque después de 32 años es imposible acordarse de las palabras textuales que pronuncio cada uno de ellos, y seguramente habré añadido algo que será de otro día. La conversación fue más o menos la que sigue:
Pregunta: ¿Cómo te llamas? Respuesta: José Manuel Inglés Campizano P: ¿D’onde eres? R: De un pueblo de Valencia, L’Eliana P: ¿Tenéis tren? R: ¿Queee?, si, claro P: ¿En Valencia tenéis calles tan largas y rectas como aquí, de unos ¿? kilómetros? R: Pues no se, supongo que sí, Valencia es muy grande. ¿Tenéis campo de Fútbol? R: Claro. Y al cabo de un tiempo llego la gran pregunta (que con el acento andaluz, me tenían que repetir las preguntas varias veces pues no las comprendía) P: Oye, vieho ¿Te has peio?, R: ¿Qué? ¿Qué has dicho?, ¿Qué si tas peio?, Yo sin enterarme, hasta que alguien me dijo ¿Qué si te has tirado un pedo?; R: ¿Qué?, yo no he sido, ¡ah! vale me estáis gastando una broma. P: La Vi, dice que no es el, (Otra expresión que no entendía), R: Oye, que es eso de la Vi, así que me contaron el chiste de la Vi, para después decirme que la Vi era la Virgen, R: Y lo de vieho que significa. P: Nada es una expresión, como por ejemplo ¿Qué significa Che en Valenciano? R: Vale, entendido. P: ¿Sabes lo de la semana del trabajador? R: No, eso que es. P: Bueno, pues es como sigue: Me levante el lunes, para trabajar el martes, pero como vi el miércoles que el jueves iba a llover, me dije el viernes, para que me voy a levantar el sábado si al otro es domingo. R: Risas P: ¿Y de chicas, en Valencia qué tal?, R: Les dije lo que me comento un amigo que estaba en la mili entonces: Por lo que dicen los que vienen a Valencia de fuera, en Valencia están buenas, pero que si quieres ver chicas guapas tienes que ir a Andalucía. P: ¿Sabes algún piropo? R: Aparta de ¡Qué guapa eres!, no. (que me perdonen las chicas, pero a esa edad los chicos somos un poco brutos cuando hablamos de ellas) P: No, no sabes ninguno como, ¡Eso es carne y no lo que hecha mi madre en el puchero! R: (Entre risas), que bastos que sois, a lo que contesta otro compañero, Inglés tiene razón, con las chicas hay que ser más finos, más poéticos, si te gusta una chica lo que tienes que decirle es lo siguiente: Chata, no soy pirata por que no me gusta la plata, pero si que me gusta el tesoro que llevas entre pata y pata. (Sin comentarios).
Bueno, nos llevamos tan bien desde el primer día, que no se si fue ese mismo día o a la semana siguiente cuando un profesor nos comento que teníamos que elegir a un delegado de clase, como no sabía lo que tenía que hacer un delegado de clase y tampoco me interesaba, no me presente, y sin embargo me eligieron. Cuando le dije al profesor (que no recuerdo quien fue), que no quería ser el delegado, me dijo más o menos esto: Ingles, eso no tiene nada que ver, te han elegido y la mayoría manda. Seguramente sería el peor delegado de clase de toda la UNI, pero gracias por elegirme.
Ya veis, pensaba que el primer día se me haría eterno, con la tensión, los nervios y el conocer a los nuevos compañeros y cuando me di cuenta, ya había pasado.
Saludos.

4 comentarios:

Conchi dijo...

Chico, pues si que te pasastes tú un primer día divertido, ahora que, bastos eran y bastante, menuda cuadrilla te tocó torear ese primer día, pero bueno, al final ya ves como lo que cuenta en realidad es lo que llevamos por dentro y eso no tiene ni acento ni localidad.
Un beso y no sé si te ha parecido bueno lo que has escrito, sólo te diré que yo me he reido bastante aquí sola leyendo.

José Luis Martín Puga dijo...

Compañero y amigo, Inglés Campizano. No sé si te acordarás de mí, Martín Puga. Yo después de 27 años que acabamos si que me acuerdo de tí. Particularmente de tus lecturas de libros sobre esoterismo y ciencias ocultas.
Irrepetibles aquellas sesiones tuyas de hipnotismo. Tú ponías mucho empeño, pero a mí no logragas hipnotizarme. Al amigo Campoy si que lo dejabas cao. Un día en la mano, con un cigarro encendido lo quemaste bien y no se despertaba. Luego cuando acabó todo, no veas la cantidad de tacos que profirió nuestro buen amigo Campoy.
Eras único en tu ardua tarea de querer hipnotizarnos. Por ello, aquellos recuerdos me vienen a la mente como algo muy especial, pues entre nosotros había una sana camaradería.
Gracias por ser como eres, y como eras. Un abrazo fraternal.

Jose M. Ingles dijo...

Conchi, también me rei mientras lo recordaba, y creetelo que es veridico, los compañeros te lo pueden confirmr. José Luis, si me acuerdo, y si no he comentado nada de lo del hipnotismo fue porque recuerdo a un compañero del cual no me acuerdo de su nombre al que después de hipnotizado casi no pudimos despertar, y menudos susto nos llevamos. Desde entonces se me pasó el rollo del hipnotismo.

Bubi dijo...

Inglés, te das cuenta como al final no es tan complicado escribir una líneas. Sólo basta con poner lo primero que se te viene a la cabeza tal y como lo contarías en persona. De esa forma has participado con una de las historias más graciosas del blog.
Nosotros fuimos compañeros de habitación el último año, junto con Diego. Ya te lo he comentado en alguna ocasión, pero lo que más recuerdo es que a tí te debo mi adicción a la lectura, no obstante siempre tenías alguna novelilla de ciencia ficción o de Estefanía para dejarme (la calidad literaria era innegable, pero gracias a ese empezar le cogí el gustillo a otro tipo de lectura).
También recuerdo ser un participante activo en las sesiones de hipnotismo (es que cuando nos daba por algo...). Creo que sí, que fué Campoy el del susto, pero a quién le quemaron la mano con el cigarro fué a mí. Y el autor del vandálico acto no fuiste tú sino el propio Martín Puga, que no terminaba de creerse lo de tus capacidades hipnóticas. La verdad es que yo tampoco, pero algo de sugentión debería haber, para aguantar el cigarro y convencer al incrédulo.
De todas formas creo recordar que por entonces también había otros con métodos más brutos que el tuyo para dormir a la gente, en el cual utilizaban una toalla o algo así, en fín que cuando el diablo no tiene nada que hacer ...
Un abrazo y te invito a repetir, pues esa visión tuya del hablar andaluz nos ha seducido a más de uno.